¿Por qué los médicos también deberían hablar de hábitos?
Cada vez más investigaciones demuestran que nuestras rutinas diarias tienen un impacto profundo en la salud, el bienestar y la calidad de vida. Desde la Neurociencia hasta la Medicina del Estilo de Vida, los expertos han resaltado que no son los cambios drásticos ni las soluciones rápidas los que generan una transformación real, sino las pequeñas acciones repetidas día tras día. Por eso, hablar de hábitos no es solo una moda, sino una necesidad: entender y mejorar nuestras rutinas puede marcar la diferencia entre una vida llena de energía y bienestar o una marcada por el cansancio y la enfermedad.
Además, en la actualidad la mayoría de las enfermedades que nos están afectando no son agudas ni transmisibles, sino crónicas y metabólicas. Obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, enfermedades autoinmunes y trastornos metabólicos están en aumento y su tratamiento no puede reducirse únicamente a prescribir más medicamentos. Y la medicina convencional ha basado su práctica en la identificación de enfermedades y en su manejo a través de tratamientos farmacológicos o intervenciones quirúrgicas cuando son necesarias. Esto es indispensable para atender emergencias y salvar vidas, pero deja de lado un aspecto crucial: la prevención y el tratamiento desde la raíz del problema.
Por esto es que tanto los médicos como nosotros mismos deberíamos estar reflexionando sobre una pregunta clave: ¿qué está causando estos problemas de salud? ¿cómo podemos resolverlos y no conformarnos con controlar los síntomas?
Es aquí donde la ciencia y las investigaciones más recientes sobre hábitos y estilo de vida nos empiezan a dar respuestas, porque la alimentación, movimiento, descanso, gestión del estrés y relaciones interpersonales no son simplemente recomendaciones generales para “sentirse mejor”, sino herramientas fundamentales para la salud a largo plazo: para prevenir e incluso revertir enfermedades crónico degenerativas.
Lo más avanzado en la ciencia y la Medicina Sistémica, Medicina Funcional y la Medicina del Estilo de Vida apuntan a que la medicina del futuro no se basará únicamente en fármacos, sino en el poder de las intervenciones cotidianas para construir salud desde la raíz. Por ello es que en muchos países ya se están desarrollado programas innovadores de salud basados en la modificación de hábitos para mejorar la longevidad y la calidad de vida, como es el caso de la destacada Clínica Mayo o la Universidad de Harvard.
La ciencia de los hábitos: lo que dicen los expertos
La neurociencia nos explica que los hábitos son patrones de comportamiento que el cerebro automatiza para ahorrar energía y optimizar la toma de decisiones. Se forman a través de la repetición y se consolidan una región cerebral clave para la memoria de procedimientos y la acción subconsciente.
Los hábitos son el lenguaje con el que nuestro cuerpo interactúa con el entorno. Cada acción repetida a lo largo del tiempo—desde lo que comemos hasta cómo nos movemos y descansamos—define la calidad del intercambio de energía, información y bienestar con nuestro entorno.Cada vez que realizamos una acción de manera repetida, las conexiones neuronales asociadas a ese comportamiento se fortalecen, haciendo que la conducta se vuelva más automática con el tiempo. Este mecanismo también explica por qué es tan difícil romper hábitos negativos y, al mismo tiempo, cómo podemos aprovechar la plasticidad cerebral para crear nuevos hábitos que favorezcan nuestra salud y bienestar.
Uno de los autores más influyentes en el tema de los hábitos es James Clear, autor de Atomic Habits. En su libro, Clear explica cómo los pequeños cambios diarios pueden generar resultados extraordinarios con el tiempo. Su enfoque está basado en la teoría del "1% mejor cada día", que sostiene que, si mejoras aunque sea un 1% en tus hábitos cada día, los resultados se acumulan de manera exponencial.
Por otro lado, el Dr. BJ Fogg, investigador de la Universidad de Stanford y autor de Tiny Habits, ha demostrado que los hábitos más efectivos son aquellos que empiezan siendo pequeños y se integran en rutinas existentes. Esto evita la resistencia del cerebro al cambio y hace que el proceso sea más sostenible.
Relación entre nuestros hábitos y nuestra salud.
Si cultivamos hábitos alineados con nuestras necesidades biológicas, nuestro cuerpo responde con vitalidad, equilibrio y salud. Pero cuando descuidamos esas elecciones diarias, el organismo entra en un estado de desajuste que, con el tiempo, puede convertirse en enfermedad.
La buena noticia es que siempre estamos a tiempo de reescribir esa historia: pequeños cambios sostenidos pueden transformar nuestra salud de forma profunda y duradera. El primer paso para mejorar nuestra salud a través de los hábitos es identificarlos con conciencia.
No todos los hábitos tienen el mismo impacto: algunos nos aportan bienestar, como hacer ejercicio, dormir bien o alimentarnos con comida real; otros nos afectan negativamente, como el sedentarismo, la mala alimentación o la falta de descanso; y algunos pueden ser neutros, es decir, no tienen un impacto significativo en nuestra salud, pero ocupan tiempo y espacio en nuestro día. Hacer una evaluación honesta de nuestras rutinas nos permite tomar decisiones informadas y diseñar un estilo de vida más alineado con el bienestar que queremos construir.
En este sentido es que la medicina del estilo de vida nos habla de seis pilares fundamentales que identifican los hábitos que nos ayudan a prevenir y revertir enfermedades crónicas:
Nutrición consciente: Comer alimentos naturales y no ultraprocesados tiene un impacto profundo en nuestra salud metabólica y longevidad.
Ejercicio físico: La actividad física regular no solo fortalece el cuerpo, sino que mejora la función cerebral y reduce el estrés.
Sueño reparador: Dormir entre 7 y 9 horas de calidad es esencial para la regeneración celular y la salud mental.
Manejo del estrés: Estrategias como la meditación, la respiración consciente y el tiempo en la naturaleza pueden reducir el impacto del estrés crónico.
Relaciones sociales y bienestar emocional: Estudios han confirmado que la calidad de nuestras relaciones es uno de los factores más importantes para una vida larga y saludable.
Evitar sustancias tóxicas: Reducir el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias perjudiciales tiene un impacto directo en la salud.
¿Cómo empezar a incorporar hábitos positivos en la vida diaria?
El error más común al querer cambiar nuestros hábitos es intentar hacer transformaciones drásticas de un día para otro. La clave del éxito está en la consistencia, no en la intensidad. Como lo explica James Clear, "tus hábitos actuales son perfectos para obtener los resultados que tienes ahora, si quieres resultados diferentes, necesitas nuevos hábitos".
Algunas estrategias prácticas para empezar que recomiendan los expertos en el tema de hábitos son:
Asocia un nuevo hábito a uno existente: Si ya tomas café todas las mañanas, usa ese momento para escribir tres cosas por las que estás agradecido.
Hazlo fácil: Si quieres comer más saludable, deja frutas y snacks saludables a la vista.
Rediseña tu entorno: Si deseas reducir el tiempo en redes sociales, pon el teléfono lejos de tu cama al dormir.
Empieza con un cambio pequeño: En lugar de proponerte hacer ejercicio una hora al día, empieza con 5 minutos diarios.
La salud es una decisión de todos los días
Cada pequeña elección que hacemos a lo largo del día es una oportunidad para construir salud o favorecer desequilibrios que tienden a la enfermedad. Pero a la mayoría nos sucede que en medio del ritmo acelerado de la vida cotidiana, fácilmente dejamos pasar estas decisiones sin cuestionarlas, pero si hacemos una pausa y observamos con atención, podemos empezar a identificar aquellos hábitos que nos están alejando del bienestar y salud que merecemos.
Te invitamos a detenerte un momento y reflexionar: ¿qué prácticas diarias te están llevando hacia una mejor salud y cuáles podrían estar frenando tu bienestar y generando enfermedad?
Cuando hablamos de esto con nuestros pacientes, muchas veces nos preguntan ¿Cómo le hago?¿Por donde empiezo?
Aquí te dejamos algunas ideas:
Identifica tus hábitos negativos: Anota aquellas acciones diarias que podrían estar afectando tu salud.
Elige un solo hábito para modificar: No intentes cambiar todo de golpe, empieza con uno pequeño y manejable.
Haz pequeños ajustes sostenibles: Cambia un elemento a la vez para que el proceso sea más llevadero.
Mejora tu alimentación: Incorpora más alimentos naturales y reduce el consumo de ultraprocesados.
Muévete un poco más: Añade algunos minutos de actividad física a tu rutina diaria.
Prioriza el descanso: Asegúrate de dormir lo suficiente y mejorar la calidad de tu sueño.
En Aware Centro de Medicina Sistémica creemos en la importancia de acompañar a nuestros pacientes en este proceso de transformación y nos encargamos de recordarles que la salud no es un destino, sino un camino constante y dinámico que construimos con cada decisión. Y por más pequeño que sea el cambio, sí tiene un impacto en tu salud.